Estados Unidos.- Mientras jefes de Estado, diplomáticos, militares, analistas, periodistas y el mundo occidental en general se desvelaba la noche del martes 5 de noviembre viendo cómo Donald Trump completaba su transformación en el 47º presidente de Estados Unidos, otros ojos seguían de cerca su aproximación a la Casa Blanca: los del crimen organizado en México.
Operadores del gabinete de seguridad contaron que el regreso del republicano a la Oficina Oval significa para los cárteles que, al menos por cuatro años, tendrán a un belicoso enemigo que prometió usar una mano dura para erradicarlos del mayor mercado global de drogas, armas y migrantes irregulares “en tiempo récord, como nunca se ha visto antes”.
Y aunque en su discurso desde Florida, durante la madrugada del miércoles 6 de noviembre, recordó que durante su primer mandato no se iniciaron guerras, en esta campaña se comprometió a poner sobre su escritorio la posibilidad de acciones militares en suelo mexicano para asegurar su frontera sur.
En julio, junto con su compañero de fórmula a la vicepresidencia J. D. Vance, Donald Trump se sentó con el presentador Jesse Watters de la cadena de noticias Fox News para hablar de su plan para frenar la oleada de drogas sintéticas en su país.
Ahí confirmó que su plan de bombardear México para destruir instalaciones estratégicas de los cárteles, como laboratorios clandestinos de fentanilo, no había sido malinterpretado ni sacado de contexto.
—¿Los ataques aéreos en México contra los cárteles son una posibilidad?— preguntó el periodista.
“Absolutamente”, respondió el magnate de bienes raíces. “México va a tener que enderezarse muy rápido o la respuesta es absolutamente (sí). (Los cárteles) están matando 300 mil personas cada año con el fentanilo que traen”.
Al poner en la mira a los grupos criminales que más trafican fentanilo, Donald Trump ha elegido tácitamente a sus blancos en cuanto regrese a ser Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas: las tres escisiones más fuertes del Cártel de Sinaloa – Los Chapitos, La Mayiza y El Cártel del Guano– y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), incluidos en la Evaluación Nacional de la Amenaza de Drogas 2024 elaborado por la DEA.
Los segundos en su mira serían otros grupos criminales que se sabe que exportan fentanilo, y cuyos líderes están en listas negras estadunidenses —como la del Departamento del Tesoro—, pero que todavía no han aparecido en los discursos políticos como enemigos públicos: ahí están La Nueva Familia Michoacana, el Cártel del Golfo y el Cártel de Juárez.
Y en un tercer nivel, lejos del interés del futuro presidente, estarían las agrupaciones criminales locales cuya principal fuente de recaudación son delitos distintos al narcotráfico a nivel global, como la extorsión o el secuestro. Los Rojos, La Barredora, La Unión Tepito, y similares, que podrán seguir despreocupados.
Apenas se corroboró la victoria de Trump, funcionarios del equipo presidencial ya hacían análisis: “¿Qué nos conviene hacer frente a esa mano dura?” Los chats estuvieron encendidos toda la madrugada del 6 de noviembre.