Las relaciones amorosas con un grado suficiente de satisfacción constan de cuatro factores muy importantes que las personas definen con diversos nombres, pero que nosotros llamaremos: atracción, intimidad, pasión y compromiso.
A continuación te explico en qué consisten:
LA ATRACCIÓN
Es la parte química del amor. Se refiere al deseo físico y sexual que puedes experimentar por otra persona. Se relaciona con el olfato y la vista, y no con el oído, el gusto o el tacto. En general, los hombres le dan mayor valor a la vista; las mujeres privilegian el olfato.
LA INTIMIDAD
Promueve el acercamiento, el vínculo, la complicidad y la conexión. La intimidad implica la amistad y agrado que se siente por la persona amada e incluye el cuidado del otro, la confianza, el respeto, la generosidad, la lealtad, la reciprocidad, la comunicación y el gusto por estar juntos.
Hay personas que se sienten amenazadas cuando sienten que la intimidad les resta libertad. El reto es lograr conexión, una cercanía física y emocional sin perder la capacidad de ser uno mismo.
LA PASIÓN
Es un intenso deseo de unión con el otro. Si bien es el elemento que más trabajo cuesta conservar a través del tiempo, su peso en nuestra sociedad, que espera dosis importantes de satisfacción personal, es intenso.
El último ingrediente, pero esencial, es:
EL COMPROMISO.
Este posee un aspecto corto y otro a largo plazo. A corto plazo implica la decisión de amar a la persona; a largo plazo, el empeño por sostener ese amor. Sólo es posible conservar el compromiso cultivando la intimidad y la pasión, y actualizando la relación. Y es que las personas cambiamos y lo que ayer funcionó para que la pareja se entendiera y se comprometa, hoy o mañana podría no hacerlo. El compromiso permite la duración porque funciona en etapas de crisis.
Un poco de atracción, añadimos intimidad, algo de pasión y una fuerte porción de compromiso, son la clave para una buena relación. Observa la tuya y trabaja en aquello que requieras hoy.