Mérida, Yucatán.- Randy Arozarena siempre es agradecido con lo que le da la vida. El jugador de la Selección Mexicana de Beisbol, que causó revuelo por sus actuaciones durante el Clásico Mundial, ha compartido fotografías de cuando era niño, aquel chiquillo que jugaba en campos de tierra en Cuba y que, con el paso del tiempo, se transformaría en un emblema de México.
“El tiempo pasa volando así que hay que agradecerle a Dios todos los días”, posteó en Instagram, a lo que recibió un comentario de Luis Urías: “El jefeeee”.
En otras imágenes aparece junto a su padre y hermanos: “Papá siempre estará orgulloso de nosotros”.
Su pasión por el beisbol iniciaría después de probar suerte en el futbol. A los 18 años dio el gran salto para llegar a representar al equipo de Pinar del Río, los Vegueros.
Su llegada a México le dio un gran impulso a su carrera para arribar a Grandes Ligas. De los Reales de Kansas City a las Mantarrayas de Tampa Bay y su oportunidad de representar a México en el Clásico Mundial.
En la cita donde México llegó a semifinales, Randy Arozarena brilló sobre el campo, por su festejo, por sus actuaciones, sus salvadas en momentos decisivos tanto en el bate como con el guante y, sobre todo, por esa entrega de representar a nuestro país.