El factor “años compartidos” es algo que muchas veces juega en contra de las relaciones amorosas. Lo es porque con los años el amor se deteriora, la pasión se apaga, se va perdiendo la intimidad y por consecuencia el compromiso.
Pero además del factor tiempo existen muchas otras cosas que acentúan los malestares y el distanciamiento en la pareja. Aquí te comparto algunos de ellos:
– Diferencias de carácter
– Historias de la propia familia de origen que pesan en el acoplamiento de la vida cotidiana
– Problemas inevitables de la convivencia que no se resolvieron o manejaron adecuadamente e incrementaron los roces y frustraciones
– Cambios inevitables del ciclo de vida: llegada de los hijos, adolescencia de los mismos, incorporación de novios y amigos a la familia, nido vació, menopausia y jubilación, que requirieron flexibilidad y acuerdos
– Asuntos externos que irrumpen en la vida de la pareja difíciles de incorporar y por tanto generadores de estrés.
Todos estos factores pesan en el estrés cotidiano, algunos se gestan poco a poco sin dar clara señal de su impacto en la relación y detonan en fuertes crisis de manera “súbita”. La corrosión y desgaste de la relación invita a cuestionar la calidad de la misma; algunas parejas no rompen cuando la relación es insatisfactoria, pero arrastran por mucho tiempo el cadáver de lo que fue su amor.
Fuente: Tere Díaz