La Caldera

Chihuahua, Chih.- Editorial Radiza Chihuahua

* LA MALDICIÓN DEL AEROPUERTO DE CREEL

A UNAS semanas de concluir la administración estatal de José Reyes Baeza en el 2010, el propio gobernador dio a conocer que se construiría el Aeropuerto de Creel, en Guachochi.

Se planteó una inversión inicial de 300 millones de pesos, en aquel entonces en partes iguales, entre el Estado y la Federación, en donde el gobierno de Reyes Baeza aportaría los primeros 100 millones de pesos.

En enero de 2011, el recién llegado gobernador César Duarte Jáquez, colocó la primera piedra y prometió entregar la obra en menos de tres años, lo que nunca ocurrió.

Inició la obra civil, la tecnológica y la tramitología, pero un primer amparo promovido por ejidatarios en posesión de parte de las 2.8 hectáreas detuvieron la obra.

Eduardo Esperón, entonces secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, anunció la conclusión de la obra en diciembre de 2013, lo que tampoco ocurrió. Había una suspensión provisional por un juzgador federal.

Duarte Jáquez llevó la construcción del aeropuerto a un 85 por ciento, en los siguientes años nada pasó; otro amparo a favor de ejidatarios y ejidatarios indígenas la suspendió; el Gobierno no tenía o no dispuso de 60 millones de pesos, para el pago de la indemnización.

Javier Corral Jurado, llegó como gobernador en octubre de 2016, al igual que los gobiernos anteriores presumieron la obra, que a la fecha no se ha concluido.

El gobierno de Corral, no hizo nada, bueno en general no hizo nada, sólo creó un fidecomiso para pagar la indemnización a los afectados.

El fideicomiso, cinco años después pagó a ejidatarios, la obra se retomó por el actual gobierno de María Eugenia Campos Galván.

En sus encampañados recorridos por la región en aun secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, Mario Vázquez Robles. prometió terminar la obra y poner en funcionamiento el aeropuerto en el mes de noviembre, pero noviembre ya se fue.

Es más, luego del anuncio de Vázquez Robles, la mandataria salió a los medios de comunicación, para desmentirlo y aclarar que no hay fecha, ni siquiera próxima.

Tres gobernadores y la actual; el aeropuerto luce como elefante blanco volador, con una inversión que ya duplicó la inicial, más lo que falta. Eso sí, todas las administraciones la presumen como propia y acabada.

* LA CASA BLANCA CHIHUAHUITA

BUENO hay qué ver si realmente la Fiscalía Anticorrupción no sólo admite, sino que realmente le da curso a la investigación por enriquecimiento ilícito interpuesta por legisladores del PAN y el dirigente estatal Gabriel Díaz Negrete.

La acusación no es cosa menor, cuando se trata de la adquisición de una casa con un valor de 26 millones de pesos, en donde el sueldo, no le alcanza para adquirirla y menos para pagar la mensualidad, si es que la renta, como dice.

La pregunta es si no le alcanza, no solicitó un crédito y no se vendió de alguna propiedad, entonces de dónde salió el dinerito.

Las sospechas se acumulan cuando el vendedor o arrendador es ni más ni menos Daniel Pando Morales, quien se desempeña como asesor de Pérez Cuéllar.

Veremos, decíamos, si hay seguimiento a fondo, o si se trata solo de un estate quieto, como los que realiza López Obrador.

* DUARTE ENFURECE ANTE EL JUEZ

DUARTE, el exgobernador preso por peculado agravado y asociación delictuosa, tiene razón cuando dice que 18 meses preso (en Chihuahua), pueden desquiciar a cualquiera, más cuando el proceso no avanza, no se modifican las medidas cautelares (de prisión) y ni siquiera hay sentencia.

Es la razón o sin razón de Duarte Jáquez; precisamente eso le valió, para que fuera desalojado de la sala ocho de la Ciudad Judicial.

La jueza Delia Valentina Meléndez, revisaba la -modificación- a las medidas cautelares, en donde determinaría que continuarían o no; el exgobernador literalmente explotó y literalmente le ordenó que las cambiara.

Los argumentos de Duarte fueron las condiciones de su deteriorada salud y el largo tiempo en prisión.

La jueza le dijo que “usted no me manda” y lo mandó a la chingada. Regresa al Cereso a esperar otra audiencia, en donde debe prevalecer la calma, la prudencia y la paciencia o lo que quiera.