Personas emocionalmente maduras

2022-05-21 12:01:04   1387 Visitas


¿Cómo identificar la inmadurez emocional y sus consecuencias catastróficas dentro de una relación? ¿Qué hacer al respecto? De eso vamos a hablar con Mario Guerra y Mariana, un testimonio de inmadurez emocional en una relación.



Se puede tener la madurez necesaria para tomar decisiones difíciles, pero cuando somos emocionalmente inmaduros, la razón no basta para interactuar sanamente dentro de una relación íntima como lo es la de pareja. ¿Cómo identificar la inmadurez emocional y sus consecuencias catastróficas dentro de una relación? ¿Qué hacer al respecto de ser el caso?

A tu pareja o a ti les pasa que…

Tiene reacciones impulsivas y hasta violentas.

Pretende ordenarte que te calles, golpea cosas, llora descontroladamente, hace berrinches cuando algo le sale mal o como no le gusta, tiene poca empatía hacia los deseos y necesidades de los demás, te deja de hablar cuando se enoja o es intolerante e impaciente.

Todo lo que tiene que ver con ira descontrolada, colapso emocional o cerrar la comunicación unilateralmente, podemos clasificarlo como inmadurez,

Uno suele culpar al otro por lo que sea

Suele tener reacciones acusadores o defensivas, más que constructivas y de entendimiento.

“Pues sí te grité, pero tú tienes la culpa porque siempre sacas lo peor de mí”. Miente constantemente.

“Es un amigo, no tiene nada de malo”, “Llegué tarde porque la junta se alargó”, “Estás mal, a mi nadie me está mandando mensajes”, “No hice eso porque no quedamos que yo lo haría”, “A mi no me tocaba hoy sacar al perro”.

Suele usar un lenguaje de todo, nada, nunca, siempre.

“Tú nunca me escuchas”, “Tú siempre haces todo mal”, “A ti nada te importa de lo que yo sienta”, “Yo soy quien tengo que soportarlo todo”…

La inmadurez emocional

Es un estado mental en donde existe una tendencia a expresar emociones sin filtrar o sin límites, con poca empatía, de forma desproporcionada o socialmente inaceptable. Se parece más a las reacciones emocionales que esperarías ver en un niño que en un adulto. Lo que vemos con personas impulsivas, que exigen atención, que usan la intimidación para obtener lo que quieren, evitan responsabilidades y tienen actitudes muy poco empáticas producto de actitudes narcisistas.

¿Qué debería ser lo adecuado entonces?

Evidentemente tener madurez emocional. La madurez emocional es la capacidad de sentir, regular y procesar tus emociones y comunicarlas de manera efectiva.

Las personas emocionalmente maduras asumen la responsabilidad de sus sentimientos y acciones.

Son capaces de autorregular sus reacciones e impulsos en favor de actitudes que favorezcan el bienestar de la relación sin perder el bienestar propio.

Incluso cuando una situación se desborda o se sale de control.

La madurez emocional refleja la capacidad de hacer una introspección reflexiva y comunicarse con una pareja.

¿Cómo te das cuenta que eres una persona emocionalmente madura?

Quizá una de las cualidades fundamentales de la madurez emocional es que la persona madura tiene la inteligencia emocional suficiente para:

Distinguir aquello que puede controlar en lugar de lo que está fuera de su alcance Por ejemplo, puede controlar lo que dice o lo que hace, pero no lo que su pareja dice o hace.

Una persona emocionalmente madura sabe poner límites saludables, para sí mismo y para otros, actuando con firmeza, pero nunca de manera impulsiva o violenta

“Te hablé de una manera inadecuada e irrespetuosa y eso no es lo que tú te mereces, ni corresponde con la persona que quiero ser…te pido perdón por eso”

Aún cuando la verdad no le favorezca, es capaz de admitirla, entendiendo que hay consecuencias que deben asumirse.

“Es verdad que te mentí y entiendo que por eso la confianza que había entre nosotros está ahora seriamente lastimada”

Reconoce abiertamente fallos y errores sin buscar justificarlos y siempre busca reparar lo posible

“Perdona porque perdí el control” vs “pues para qué me haces enojar”.

Es capaz de pedir perdón y perdonar para luego ver si hay bases para volver a confiar en la otra persona, de ser el caso

“Entiendo perfecto que lo que hiciste fue producto de un impulso y que tu intención no era lastimarme como dices, pero también te pido que entiendas que es necesario que esto no vuelva a suceder y que normalmente no basta con un compromiso de tu parte, sino que hagas algo para aprender a canalizar esos impulsos de manera que no lastimes a nuestra relación”

Una persona emocionalmente madura es capaz de tomar decisiones difíciles y hasta dolorosas cuando lo ocurrido o las circunstancias llaman a eso

“Me duele mucho tener que tomar esta decisión, pero yo ya no me puedo permitir seguir en una relación donde la persona que dice amarme me lastima sistemáticamente y no es capaz de cumplir sus promesas de cambio. Puedo entender que no cambias no porque no quieras, sino porque ya no sabes cómo hacerlo”.

¿Cuál es el problema con la inmadurez emocional?

Que al actuar como un niño o niña sin regulación emocional, se hacen y dicen cosas que lastiman a la otra persona y dañan profundamente una relación.

Es difícil vivir contigo.

Haces de la inmadurez una especie de rasgo de personalidad, donde el desborde no sólo es constante, sino cada vez mayor. Pensemos en esto: la intolerancia de hoy es la base de la agresión de mañana.

No sueles relacionarte por mucho tiempo con personas emocionalmente maduras, porque ellas sí saben poner límites y suelen irse de una mala relación.

Y si eres inmaduro y un maduro no se queda, ¿entonces qué caminos te quedan? No relacionarte románticamente con nadie.

Relacionarte con otra persona emocionalmente inmadura.

Saboteas tus relaciones.

¿Entonces una persona emocionalmente madura no tiene miedo de asumir sus responsabilidades y sus consecuencias?

No estamos hablando acá de convertirnos en robots carentes de emociones y sentimientos.

La persona emocionalmente madura claro que siente miedo, tristeza, enojo o hasta alegría, por ejemplo.

Pero con miedo no se paraliza.

Con tristeza no se hunde.

Con enojo no agrede o destruye.

Con alegría no se emborracha o dilapida todo su dinero.

Una persona emocionalmente madura es capaz de mostrar sus emociones por el tiempo y de forma adecuada; es decir, que otros puedan ver lo que siente.

Si lo que le pasa le entristece mucho es capaz de llorar, pero no vive llorando ni busca hacerse el fuerte para que los demás no le perciban como “débil” por sentir.

Una persona emocionalmente madura es capaz de cambiar el tono de su voz y hasta el volumen cuando alguien no está escuchando o atendiendo a una petición válida.

Ser emocionalmente maduro no es quedarse callado ante un abuso o injusticia, sino hablar evitando hacer lo mismo que reclama.

No se convierte en verdugo de su agresor.

¿Qué podemos hacer?

Si estás con una persona así:

Es evidente que ya has pensado en la posibilidad de dejar esa relación porque: Ya has hablado con tu pareja y nada cambia.

Están llegando a límites insostenibles.

Es posible que sientas que sus actitudes ya te están contagiando.

Identificas esa relación como tóxica.

Pero no te vas porque:

Tienes miedo a la soledad.

Dices que ya le has invertido mucho.

Hay hijos, bienes o familias de por medio que no quieres lastimar.

Te preocupa el que dirán.

Si este es tu caso, es muy probable que estés en esa relación porque tú también tengas rasgos de inmadurez y desregulación emocional.

Si identificas que eres así:

Dale voz a tus emociones, no entregues tu voz y tu cuerpo a tus emociones.

Toma pausas para pensar; evita actuar en tu relación, especialmente cuando estás frustrado o enojado, como sientes el impulso de actuar y trata de elegir la mejor manera posible para la circunstancia, siempre hablando.

Fuera de momentos de intensidad emocional, imagina distintas formas de reaccionar que sean más adecuadas para la siguiente vez que una situación conflictiva se presente.

Digamos que harías una especie de ensayo mental de cómo quieres reaccionar o el tipo de persona que quieres ser en el futuro.

Asume que siempre habrá consecuencias y que no todas habrán de gustarte, pero no todas son tan catastróficas como las imaginas. Y las que sí, también de esas habrás de hacerte cargo.



Fuente: Martha Debayle




Edición: Elisa Salgado

Grupo Radiza Chihuahua

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