Washington, EU.- El discurso se ha radicalizado. Donald Trump supera las expectativas en esta campaña electoral rumbo a la Casa Blanca e impera una preocupación entre la oposición estadounidense por el giro en su retórica agresiva contra el “enemigo interno”.
El expresidente ha dejado atrás a los rivales extranjeros, como los migrantes, el comercio chino o la injerencia iraní y ahora ha centrado su diatriba a un sector dentro de su propio país al que denominó el “enemigo interno”.
“Tenemos dos enemigos, el enemigo externo y el enemigo interno. El enemigo interno es más peligroso que China, Rusia y todos estos países”, comentó Trump durante una entrevista al programa Sunday Morning Futures, de Fox News.
En la entrevista descartó comprometerse a garantizar una jornada pacífica en caso de perder la elección y responsabilizó al “enemigo interno” y con frases entrecortadas mencionó: "tenemos personas muy malas. Gente enferma. Tenemos lunáticos de la izquierda radical, y creo que deberían ser controlados fácilmente por la Guardia Nacional, o, si es necesario, por las Fuerzas Armadas".
La propuesta para utilizar a las Fuerzas Armadas contra los ciudadanos estadounidenses es un mensaje claro que su discurso se radicaliza.
Las declaraciones despertaron preocupaciones y fuertes críticas contra el magnate, quien ha hecho caso omiso y continúa replicando discursos con tintes de autoritarismo, persecución y represión.
Una semana después reafirmó las declaraciones y en otro programa del mismo medio calificó como "enemigos internos" a los demócratas Adam Schiff y Nancy Pelosi, además de encasillar en ese término a aquellos que no voten por él.
La candidata demócrata Kamala Harris alertó que su rival electoral “está cada vez más inestable, desequilibrado, y busca un poder sin límites”, al sugerir utilizar al Ejército contra los estadounidenses.
También mencionó que Trump considera enemigos a los estadounidenses que no coinciden con su visión y advirtió que atacaría especialmente a periodistas cuyas noticias no le favorezcan, a funcionarios electorales que se nieguen a manipular los resultados a su favor, así como a jueces que no se plieguen a sus deseos.
Desde su primer gobierno, Trump señaló a toda persona que estuviera en contra de él, incluidos varios medios de comunicación señalados de publicar información falsa, y en ese tiempo los denominaba el “enemigo del pueblo”.