No te creas del impostor

Si hay que definir al síndrome del impostor en pocas palabras, podría decirse que es esa vocecita interna que te subestima, desmerece tus logros y te resta valor, llegándose a convertir en un gran obstáculo para el crecimiento personal.

De hecho, las mujeres son más propensas a sufrirlo. La sociedad nos juzga más duramente, lo que nos lleva a ser en exceso autocríticas y hasta puede ser paralizante, alejándonos de nuestros sueños.

Es, de hecho, un fenómeno psicológico que aparece producto de inseguridades que nacen de dinámicas familiares en la infancia (ejemplo, mucha presión por buenas calificaciones o comparaciones), expectativas muy altas, ansiedad, estereotipos de género y hasta percepciones distorsionadas del éxito.

El punto es que el síndrome del impostor es un miedo encubierto a no estar a la altura, que según registros de la doctora Valerie Young siete de cada 10 personas lo han sufrido alguna vez en su vida.

Calla la voz del síndrome del impostor

Ante esta circunstancias, los expertos señalan que se presenta en diferentes momentos de la vida: uno que desaparece con el tiempo y la experiencia y que se manifiesta cuando nos sentimos inseguros ante un nuevo reto, y otro más grave, que empeora con el tiempo.

Por esta razón, los lleva a “no correr riesgos ni se atreven a pedir un ascenso porque tienen miedo de no estar a la altura, así que trabajan por debajo de su potencial”, señala la BBC.

“También aumenta sus niveles de estrés y afecta a su productividad porque a menudo postergan tareas o bien trabajan demasiado duro para justificar que su éxito se debe al duro trabajo y no a su talento”, agregan.

Por eso hay que hacer pequeños correctivos: dar las gracias ante los cumplidos sin excusas, lee sobre el tema, analiza por qué te exiges tanto a ti mismo y cambia la voz interna cuando estés en situaciones de estrés.

Fuente: Nueva Mujer

Edición: Susana Ruiz

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