Es velada y caballos se despiden

2024-03-21 12:35:29   2084 Visitas


Puebla.- A puerta cerrada y solo con la presencia de familiares y amigos, el cuerpo de Elena Larrea realizó una parada en Cuacolandia para despedirse de sus caballos y el santuario creado por ella.



Fue la tarde-noche de ayer que abordo de una carroza ingresó el cuerpo de la activista a Cuacolandia para luego ser colocado en el el lobby del lugar.

​A través de videos publicados por algunos asistentes, se puede observar como el feretro en color caoba fue rodeado por arreglos florales. En las imágenes, también se aprecia a su caballo junto al ataúd.

Luego de ello y en horas de la madrugada el cuerpo nuevamente fue ingresado a la carroza con rumbo a su última morada.

Elena Larrea tenía 31 años y se declaraba a sí misma como una activista en defensa de los derechos de los animales, aunque reconocía que el amor hacia los caballos era especial debido a la pureza en su interior.

"No hay nada más profundo que la mirada de un caballo, los caballos son las ventanas hacia tu propia alma, esa nobleza que tienen no la tiene ningún otro animal".



Fue influencer, donde generó comunidades que superaban los 400 mil seguidores, ahí registraba los rescates que hacía y la rehabilitación de los animales que llegaban a ella.

Los gastos de Cuacolandia eran solventados a través de donativos en línea, visitar al lugar para observar a los animales en libertad y sin maltrato, así como de las ganancias de OnlyFans que tenía Elena, pues decidió abrirse paso en esa plataforma para vender contenido propio dedicando sus ingresos al santuario.


Asimismo, su activismo la llevó a participar junto al Movimiento Animalista de Puebla (MAP) y Bienestar Animal, para meter presión tras el caso de Mila, una potranca que fue rescatada tras haber sido abusada sexualmente y maltratada.

Con ello, y gracias a la presión de su activismo, se logró la tificación de la zoofilia como delito en el estado de Puebla, este hecho hizo que Elena buscara la tipificación a nivel nacional, aunque ya no lo pudo concretar.


Edición: Daniel Samaniego