Relaciones manipuladoras

2024-01-10 16:12:11   1320 Visitas


.¿Alguna vez has sentido que tu pareja te manipula con amenazas de abandono? ¿O quizás tú has sido quien ha dicho ‘Si haces eso, me voy’, solo para asegurarte de que la otra persona se quede contigo? Si esto te suena familiar, es posible que estés en una relación de manipulación y que tu miedo al abandono te mantengan en un miedo constante al abandono para que no seas tú quien abandone. Por retorcido que suene, este es un patrón muy común en las relaciones y lo peor es que quien lo vive, muchas veces no lo identifica.




¿De qué hablamos hoy acá?

Estamos hablando de relaciones donde el chantaje emocional se convierte en la moneda de cambio. Pero no cualquier tipo de chantaje emocional, sino uno muy específico: el que utiliza la amenaza de abandono como mecanismo de control.

Imagínate estar en una relación donde sientes que caminas sobre cáscaras de huevo, donde cada decisión que tomas, cada palabra que dices, está cargada de la tensión de ‘¿esto hará que mi pareja me deje?’. Y lo más intrigante es que, en muchos casos, ni siquiera eres tú quien tiene intenciones de irte, sino que es tu pareja quien amenaza con hacerlo para mantenerte a raya.

Este tipo de manipulación crea un ambiente tóxico que va desgastando la relación y, lo que es peor, tu bienestar emocional. Se convierte en un juego psicológico donde el miedo al abandono se utiliza como una especie de ‘garrote’ para mantener a la otra persona en su lugar. Y lo más preocupante es que, a menudo, quien está siendo manipulado no se da cuenta de que está atrapado en este ciclo.

¿Cómo funciona este mecanismo de amenaza de abandono?

Podríamos pensar que es algo muy evidente, pero la realidad es que estas tácticas suelen ser bastante sutiles y, por lo tanto, difíciles de identificar. Imaginemos una pareja donde uno quiere pasar más tiempo con sus amigos, pero cada vez que lo menciona, el otro responde con algo como ‘Si prefieres estar con tus amigos en lugar de conmigo, tal vez deberíamos darnos un tiempo’. Aquí, esta persona está utilizando la amenaza de abandono para controlar la decisión de su pareja.

Otro ejemplo podría ser en una relación donde uno de los dos quiere avanzar en su carrera profesional, digamos que aceptar un trabajo en otra ciudad. La pareja podría responder con ‘Si te vas, no sé si podré esperarte. Tal vez sea mejor que cada quien siga su camino’. En este caso, la amenaza de abandono se usa para influir en una decisión importante de vida.

Este mecanismo funciona porque apunta directamente a nuestras inseguridades y miedos más profundos. El miedo al abandono es algo que muchos de nosotros llevamos desde la infancia, y este tipo de manipulación lo activa de manera muy efectiva.

Es como si te pusieran en una balanza donde de un lado está tu libertad y del otro tu deseo de mantener la relación . Y cada vez que intentas inclinarte hacia tu libertad o tus necesidades individuales, la amenaza de abandono actúa como un contrapeso que te hace dudar y, en muchos casos, ceder.




¿Por qué alguien tiene que manipular así a otro?

Es un comportamiento que surge de ciertas necesidades emocionales no satisfechas. Miedo del manipulador al abandono.

Podríamos pensar que quien manipula es alguien seguro de sí mismo, que tiene el control de la situación . Pero si rascamos un poco la superficie, encontramos que, en realidad, estamos ante alguien que tiene un profundo miedo al abandono.

Este miedo no aparece de la nada; suele tener raíces muy profundas que, en muchos casos, se remontan a la infancia . Imaginemos a un niño que crece en un hogar donde las figuras parentales son ausentes o inconsistentes. Un día están allí, al siguiente no. Este niño aprende desde muy temprano que el amor y la atención son condicionales y que pueden desaparecer en cualquier momento.

Con el tiempo, este miedo al abandono se convierte en una especie de ‘programación interna’. La persona llega a la edad adulta con esta programación y busca inconscientemente relaciones donde pueda controlar este miedo. Y aquí es donde entra la manipulación por amenaza de abandono. Es como si la persona pensara: ‘Si yo controlo cuándo y cómo se produce el abandono, entonces no me dolerá tanto como si me toma por sorpresa’.

Es una estrategia de autoprotección, pero una que causa daño a la otra persona en la relación. Hay una frase que dice: “¿Quieres saber a qué teme más tu enemigo, fijate con qué te asusta?”

Inseguridad emocional. La persona que manipula puede sentir que no es lo suficientemente buena para su pareja y, por lo tanto, utiliza la amenaza de abandono como una forma de ‘nivelar el campo de juego’. Es como si pensaran: ‘Si te hago sentir tan inseguro como yo me siento, entonces no te irás’.

Necesidad de control. Algunas personas sienten la necesidad de controlar a su pareja como una forma de mitigar su propia ansiedad o inseguridad. En estos casos, la amenaza de abandono se convierte en una herramienta para mantener ese control.


¿Por qué el otro permite la manipulación?

Primero, es importante entender que la manipulación raramente es evidente desde el principio y quien la permite puede tener uno o más de estos factores en su contra:

Sutileza. Suele comenzar de manera sutil y parece inofensiva y hasta se puede confundir con intensidad pasional. Pero con el tiempo y la repetición de este juego macabro la persona se encuentra en una situación donde siente que no puede salir sin sufrir un gran costo emocional.

Miedo al abandono. Además, la persona que es manipulada también podría tener sus propios miedos e inseguridades. Tal vez tenga un miedo profundo al abandono, lo que hace que las amenazas de su pareja resuenen más fuerte en su interior.

Dependencia o baja autoestima. Una baja autoestima hace sentir que no se merece una relación más saludable y la dependencia, ya sea económica o afectiva, hace parecer que es imposible sobrevivir sin la persona que provee eso.

Falta de modelos a seguir en cuanto a lo que constituye una relación sana. Si creciste en un entorno donde las dinámicas de poder desequilibradas eran la norma, podrías no darte cuenta de que lo que estás viviendo no es saludable.

El sentimiento amoroso. A veces, este sentimiento puede nublar nuestro juicio y hacernos justificar comportamientos que, en otras circunstancias, no toleraríamos.

¿Cómo afecta esta dinámica viciada?

A la persona que es manipulada. A corto plazo, podría sentir alivio cada vez que cede ante la amenaza de abandono, pensando que ha ‘salvado’ la relación. Pero a largo plazo, este comportamiento erosiona la autoestima y la confianza en uno mismo. Además, vivir en un estado constante de alerta emocional puede llevar a problemas más serios como ansiedad o incluso depresión.

A la persona que manipula. Podría sentir que tiene el control, que ha ‘ganado’. Pero este ‘triunfo’ es efímero. Al utilizar la amenaza de abandono como herramienta de control, está erosionando la confianza y el respeto en la relación, elementos fundamentales para cualquier vínculo saludable. Además fortalece su propio miedo al abandono al estar propiciando el fin de la relación. Y por si fuera poco, ya no tiene la certeza si la pareja se queda porque lo ama o porque lo tiene emocionalmente secuestrado.

Impacto en la relación. Este tipo de dinámicas crea un ambiente tóxico donde el amor y el respeto mutuo son reemplazados por el miedo y la inseguridad. Se convierte en un círculo vicioso que, si no se rompe, puede llevar a la relación a un punto de no retorno . En lugar de ser un espacio de apoyo y crecimiento mutuo, la relación se convierte en un campo de batalla emocional.

¿Qué puede hacerse si estás en un caso así?

Autoconciencia: El primer paso para cambiar cualquier comportamiento es reconocerlo. Haz un inventario emocional y pregúntate si has estado permitiendo o ejerciendo este tipo de manipulación en tu relación.

Límites claros: Aprender a decir ‘no’ es crucial. Establece límites claros sobre lo que estás dispuesto a tolerar en la relación y mantente firme en ellos.

Autonomía: Busca disminuir la dependencia de tu pareja y trabaja en fortalecer tu autoestima y en encontrar estabilidad por ti mismo. No pongas todo tu bienestar emocional en manos de otra persona.

Consistencia: Si has establecido límites claros, asegúrate de mantenerlos en situaciones concretas. Si has decidido fortalecer tu autonomía, no lo hagas sólo en lo que pasa la tormenta y vuelvas a depender. La teoría sin práctica es como un barco sin timón; puedes tener la mejor de las intenciones, pero sin dirección, es difícil llegar a buen puerto.

Evalúa la Relación: Si después de intentar estos pasos, la dinámica no cambia, podría ser el momento de evaluar si la relación es lo suficientemente saludable como para continuar en ella.

Busca apoyo externo: Hablar con amigos de confianza o familiares puede ofrecer una perspectiva externa valiosa. A veces necesitamos que alguien más nos muestre la realidad que no queremos o no podemos ver.

Fuente: Martha Debayle



Edición: Mardani Saenz