Hablemos del ciclo de la violencia

2024-01-04 19:22:35   1263 Visitas


En los entornos de apoyo para personas que experimentan violencia, surgen interrogantes como “¿Por qué toleró durante tanto tiempo?” o “¿Por qué no lo dejó?”, junto con juicios que sugieren que “ella está allí porque quiere” o “ella lo permite”.



Para muchos, parece simple alejarse de alguien que causa daño, golpea, humilla o agrede, pero en realidad no es tan sencillo. Cuando alguien es víctima de violencia dentro de una relación de pareja, la combinación de afecto, cuidado y abuso dificulta reconocer el riesgo que se está enfrentando.

Existen herramientas para comprender el ciclo de la violencia, permitiendo identificar relaciones tóxicas y desarrollar recursos para detener el maltrato o salir de una situación peligrosa.

Un ciclo crítico que debe romperse es ilustrado por la psicóloga Lenore E. Walker, delineando fases cíclicas en las relaciones violentas:


TENSIÓN, AGRESIÓN Y UN PERÍODO DE CALMA O ‘LUNA DE MIEL’.

Este ciclo se repite, aumentando la frecuencia y gravedad de la violencia, incluso llegando a amenazas de muerte o feminicidios.

Romper este ciclo es difícil debido a la compleja combinación de afecto y violencia, dificultando la percepción de que se está en una relación dañina. Además, las víctimas enfrentan la limitación de contacto con familiares y amigos impuesta por los agresores.

A veces, las propias víctimas se sienten responsables, se aíslan o cortan el contacto para proteger a sus seres queridos. La falta de información para reconocer y buscar ayuda también contribuye a esta problemática.




La violencia, tanto física como emocional, afecta profundamente a quienes la experimentan, a menudo dejándolos sin ver una salida. Esto se agrava cuando hay chantajes, manipulación o violencia económica, haciendo que la persona se sienta atrapada y sin opciones, confiando en promesas de cambio hechas por el agresor.

Las consecuencias para quienes atraviesan estas situaciones incluyen problemas de salud, falta de comprensión por parte de su entorno e incluso de las autoridades. Reconocer que la violencia se manifiesta en ciclos cambia la idea errónea de que las mujeres toleran estos abusos por elección, beneficio o gusto.

La clave para romper estos ciclos es dejar de normalizar la violencia y validar los propios sentimientos de incomodidad o inseguridad en la relación. Los síntomas físicos y emocionales específicos que suelen surgir son señales de alerta. Si los intentos por mejorar la relación fracasan, buscar ayuda profesional o legal es crucial.

¡Es hora de actuar por una vida libre de violencia!


Fuente: Tere Díaz

Edición: Gilberto Macías